jueves, 28 de noviembre de 2019

ECUADOR EXISTE EN EL PAÍS DEL "SUEÑO AMERICANO" ENTRE EL CEMENTO, LAS REDES Y EL INDOR FÚTBOL



Equipos de Sub 40 juegan en la Copa Bridgeport.

Es el primer domingo de otoño en Estados Unidos, la temperatura oscila entre ocho y once grados centígrados, el viento sopla fuerte, las hojas caen como dicen que cae el dinero en la tierra del “sueño americano”. El piso se llena de retazos de árbol. Empieza a llegar la gente, vienen con sillas, con abrigos, gorras. Ya hace frío, el único calor que se encuentra es junto a las ollas de las señoras que venden comida típica ecuatoriana. Hay parrilas donde hay “chuzos”.  Humean las pailas donde se fríen las “salchipapas”, unas voces temblorosas ofrecen colada morada, es 3 de noviembre de 2019 y normalmente esa bebida abunda en las fiestas de independencia de Cuenca, acá abundan ganas de ver las semifinales.

Equipos Sub 40 se enfrentan en semifinales de la Copa Bridgeport.
El primer equipo que juega es el femenino “Estrella Oriental” y gana en penales a “Topa y pasa” y así llega a la final del campeonato organizado en la ciudad de Bridgeport en el estado de Connecticut. “Estrella Oriental” tiene su camiseta morada y con la bandera ecuatoriana pintada en el centro de la misma, se enfrentará con el rival del partido entre “Amazonas” y “Latin Kings”. Nombres particulares sin duda, pero con la misma particularidad con las que llevan sus uniformes para cuidarse del frío en un día ambivalente, el sol destella en todo su resplandor pero los vientos helados enfrían incluso al más grande rayo de sol que intenta invadir la cancha de cemento.

Los dos equipos coinciden en el uniforme.  Camiseta del Deportivo Cuenca.

“Patéale duro” “remata” “auxilio” “suelta balón” son algunas de las frases que se pueden escuchar durante los cotejos, los equipos llevan sus barras, los esposos apoyan a sus jugadoras y viceversa. Aún se comentan los resultados de la semana anterior y de los equipos eliminados del campeonato. Hay un premio de por medio y no necesariamente es lo económico sino ser reconocidos como los mejores de la ciudad en este deporte.

Carlos Lituma y Jaime Lituma son sobrino y tío quienes migraron hace más de veinte años al país del norte y ven allí una oportunidad de mantener la tradición deportiva del país y reunir a las familias ecuatorianas, de evitar que la juventud ingrese en el consumo de drogas, pero reconocen que han ido más allá porque han logrado involucrar a latinoamericanos dentro de este torneo de origen cien por ciento ecuatoriano. 

En los límites rebasados al igual que las fronteras rotas dentro de este territorio y que convierten a la comunidad Latinoamericana en una sola encontramos a “Ecuamex” un equipo femenino que tiene la mitad de sus jugadoras ecuatorianas y la segunda mitad mexicanas, quienes han logrado entender y adaptarse a esta modalidad de juego y sobre todo disfrutar del mismo. 

Juan Zhispón decidió reunir un grupo de amigas de estos dos países del continente americano para participar por primera vez en la Copa Bridgeport como se denomina el campeonato que se va desarrollando por cuarta temporada consecutiva. Las jugadoras decidieron bautizar al equipo con ese nombre para agrupar las dos nacionalidades, y ella mismas escogieron los colores de la camiseta con el que participarían del torneo. Jugaron hasta octavos de final.

“No suba mucho la defensa” “no se enojen” “dispara” son los términos que predominan en los partidos femeninos. Estos equipos participan en menor cantidad son un total de ocho inscritos en la última temporada y es categoría libre por lo que se puede ver a niños haciendo barras a sus madres, y madres haciendo barra a sus hijas e incluso madres e hijas jugando en el mismo equipo o de rivales. 
Amazonas vs Latin Kings juegan la semifinal. Amazonas gana.

Son las dos de la tarde y toda el perímetro de la cancha se llena de gente, un aproximado de doscientas personas empiezan a hacer barra, a gritar, llega el partido esperado. “Este debía ser la final” “estos son los dos mejores equipos” “bueno la tabla nos jugó mala pasada” “cualquiera de los dos equipos que pasen del siguiente juego, no es rival para el que gane aquí” son los murmullos de los espectadores. La gente empieza a sacar sus celulares, compran comida, café, se sientan, se paran, comen gritan. 

Juega Bridgeport Star, un equipo creado hace más de quince años, por Fernando Villa quien tiene más de veinte años en el país del norte, y reunió en esa época a su familia para crear el equipo que participa en diferentes torneos. 
Entre toda la multitud saltan a la cancha los dos equipos, el otro es Manchester de Bridgeport quienes dominan la técnica y la velocidad conjugada con la juventud de sus jugadores. 
Equipo de Fernando Villa. Bridgeport Star.

El partido empieza todos ponen atención a los “disparos” de Israel Arichávala cuencano de 26 años que migró hace aproximadamente dos años,  fue campeón y goleador con Carlos Tosi en el “Mundialito de los Pobres” en el 2016, y ahora juega con Bridgeport Star. El nivel de competición es alto, exigente. Hay piruetas, remates al arco de gran calidad, dominio, y un gran desplazamiento de los arqueros. Gana el equipo de Israel, se abrazan entre compañeros y quedan pendientes del siguiente partido, de allí saldrá su rival para la final que se jugará el domingo 9 de noviembre por allí en un rincón de la salida 26 junto a las rieles del tren.

Jugadora de "Amazonas" sacando desde el arco.
Entre canelazos, morochos, pitazos de árbitro, música ecuatoriana, niños pateando el balón en los entretiempos, y los ocho grados centígrados de temperatura la tarde va cayendo y con ello finalizando la jornada de semifinales. Juegan “La Inmaculada” versus “Los nietos de don Alfonso” un equipo de primos y hermanos que son descendientes del señor cuyo equipo lleva su nombre. Ellos clasifican y se enfrentarán a Bridgeport Star en el siguiente fin de semana que de seguro reunirá en medio del frío a los ecuatorianos que sienten un poco del palpitar del territorio ecuatoriano en el sonido de los saques y las patadas al pequeño balón blanco y negro que espera terminar en las redes que fueron tejidas por artesanos ecuatorianos residentes en esa ciudad.
Los arcos son tejidos por artesanos residentes en Bridgeport, Connecticut.


Texto, fotografía y producción de Jessica Pesantez Berrezueta.


miércoles, 14 de agosto de 2019

LOS MERCADOS DE CUENCA, ESPACIOS PÚBLICOS, TIERRA DE NADIE




Fotografía por Jessica Pesantez (Archivo)

¿Desde cuándo se puede botar con agua y desinfectante a la gente que decide pararse en frente de un “puesto” en un mercado público?

¿Desde cuándo creen que pagar por tener un puesto de comercio en la Feria Libre son dueños del espacio público?

¿Desde cuándo pueden levantarse y amenazar a una menor de edad con golpearla por haber manifestado que se siente incómoda que le hayan botado esa mezcla con un rociador?

Al parecer eso sucede desde siempre, pero la gente agredida tiene miedo, la amedrentan con posturas amenazantes o con insultos, con palabras obscenas.

Los mercados de Cuenca son espacios públicos pero son de los espacios más olvidados, que casi se han convertido en tierra de nadie.

Existen guardias que hacen un nulo intento por controlar la seguridad y tranquilidad de la zona. Están preocupados en desplazar a la niña de siete años que vende una funda de arveja verde, o a la señora de la tercera edad que en un canasto intenta vender sus chirimoyas, pero ni en la más mínima intención de proteger al consumidor.

Fotografía por: Jessica Pesantez  (Archivo)
En un acto “ignorante” de pararse en cierto pedazo de suelo de este sector, nadie se imaginaría que podría desatarse un acto de violencia verbal, un ir y venir de palabras. 

Mientras desde la una postura solo se pide explicación del ¿por qué toman esa decisión de botar agua a los consumidores del mercado?, ¿por qué se sienten afectados si se descansa en frente de sus puestos?. La otra posición es de agresividad y complicidad, de silencio, de gestos absurdos incluso cuando la agredida es una adolescente. 

La única forma de apaciguar es decirles a los señores comerciantes de ese local de “desechables” de la Feria Libre que son dueños del espacio público en la misma medida que los consumidores, que es un espacio sostenido con sus impuestos como de los que caminan por allí, como de los que deciden comprar allí.


Después del ajetreado día y de la gente intentando grabar en sus teléfonos, pensando que las agredidas en ese centro de expendio de Cuenca (que además está desordenado y controlado por nadie), caerían en el juego del señor de camiseta negra y su rociador de agua y desinfectante, de la señora de dos trenzas que dejó su martillo de lado y amenazó a la menor de edad, y del cómplice que vendía huevos y hacía gestos con sus manos indicando en ocasiones cuatro y cinco dedos, apelando a que ese era el número de veces que se había llamado la atención para que se movieran del lugar en donde estaban paradas.


En un acto deliberado y totalmente consciente, el uso de la palabra y las redes sociales son la única forma de denuncia que se puede concretar incluso cuando se intentó conseguir hacer oficial la manifestación a través de la Dirección de Mercados y Comercio Autónomo y no quedó más que en una entrega de datos sin recibir respuesta.

Este texto obedece al género opinión, que evidencia el camino hacia una investigación mucho mas amplia sobre la situación de los mercados en Cuenca.




martes, 5 de febrero de 2019

CON LA ECUATORIANIDAD Y LA MÚSICA EN LA DISTANCIA

Ecuatoriano multifacético de 48 años de edad. Migrante. Llegó al país del Norte en la época del Feriado Bancario. 

Técnico en sistemas de Aire Acondicionado y Calefacción. Padre. Esposo. Músico. Compositor. Coleccionista.

Vicente Maldonado, es un gualaceño que dejó Ecuador en el 2002, pero no abandonó con la partida  de su tierra natal el amor por la composición y música.

Empezó cuando estaba en el colegio con el grupo musical de la institución desde 1987 no ha dejado de lado su pasión. Tocó con el Grupo Cordillera de Gualaceo.

Al migrar a Estados Unidos encontró mayores posibilidades de componer y hacer música. Crecieron cuando logró reunirse con su familia.



“Inculqué a mis hijos el amor a lo propio, a la música ecuatoriana” dice Vicente mientras saca de debajo de un sillón una caja de madera con instrumentos andinos. Se visualiza una zampoña, un rondador, un güiro, una quena y una flauta traversa.

Su casa está ubicada en Bridgeport en la Costa Este de los Estados Unidos. Un pequeño espacio verde al estilo de patio aguarda la entrada principal. Un camión blanco con unas enormes franjas horizontales de color azul y rojo al más puro estilo de las grandes bandas de Rock espera en su garaje.

Es un lugar bastante cómodo y lleno de piezas de colección. Apenas se cruza la blanca puerta principal se observan grandes parlantes y pedestales acomodados a los lados del pequeño pasillo de ingreso.

Bajando las escaleras con dirección al sótano sorprende encontrarse un muy bien adecuado estudio de grabación. Micrófonos, parlantes, consolas, computadoras, instrumentos musicales distribuidos en ese pequeño espacio solo reafirman el amor de este ecuatoriano por la música.

Creó con sus hijos el “Grupo Nibunira”, una banda familiar de migrantes ecuatorianos, que como explica Vicente ha tenido tres facetas musicales: la primera tocando música tradicional de nuestro país. La segunda faceta abarcó música hispanoamericana como pop, rock y fusión, y en la tercera etapa se dedicaron a la interpretación de sus temas propios.


Viviana es la vocalista del grupo, es su hija y es la que más apego ha tenido a la música según palabras de su padre. “Ella desde los seis años, empezaba a reunir palabras y hacer creaciones nuevas” dice.

El origen del nombre de la agrupación tiene una particularidad según explica Vicente. “Yo soy un admirador de la flora y fauna de nuestro país, y en nuestros Andes tenemos el raposo, que es un animal pequeño, ligero y astuto. Yo me identifico con este animal. Yo me siento un raposo” dice.

La idea de Vicente fue llamar al grupo “Los raposos”, sin embargo sus hijos discreparon, en especial las mujeres, diciendo que no les gustaría que les llamen las raposas. Ellas sugirieron llamarse “Los búhos” por la particularidad de que esta agrupación es una familia de noctámbulos.

Al no llegar a un acuerdo decidieron llamarse “Nibunira”, haciendo alusión a ni búhos ni raposos. Y así nació este grupo en el 2011. La esencia de los ritmos que ellos han manejado se basan en el Capishca un género ecuatoriano de las regiones de la Sierra.

Para Vicente Maldonado el tratar de vivir solo de la música sería su máxima realización personal, pero reconoce que sería muy difícil porque la industria de la música está completamente monopolizada.

Compone música y letra, adjuntando vivencias no sólo personales sino del resultado de la observación de eventos que suscitan con las personas que son sus allegados. Es el caso de la canción “luna llena” que la creó para su hijo que pasaba por una situación amorosa difícil, señala.


Este músico, compositor es autodidacta. Comenta que ha aprendido a tocar los instrumentos mediante auto enseñanza. Dice que nunca ha tomado clases de guitarra, y todo ha sido por adquisición propia. Esto lo explica con una sonrisa mientras en una de sus guitarras entona las notas de “luna tierna”, que es la canción que está componiendo actualmente.

Él considera que “luna llena” necesitaba una consecución y así surgió “luna tierna”. “Todos cantan a la luna llena, pero nadie a la luna tierna, por eso creí que esto puede ser diferente” dice mientras abre su programa editor de audios. 

Sus instrumentos los obtiene de los países donde se originaron. Por ejemplo su rondador lo compró en Ecuador, la zampoña en Bolivia, el güiro en Puerto Rico, y la flauta traversa que él considera es el instrumento base de la música ecuatoriana lo elaboró con sus propias manos, cortando una caña de bambú haciéndole agujeros y logrando la afinación adecuada. Fueron entre tres y cuatro horas de trabajo.
Se declara un gran admirador de la cultura boliviana, de la música y las enseñanzas que ha podido adquirir de ellos. “Toqué con un grupo boliviano en Queens, y de ellos tomé el amor por lo propio, por lo nuestro” señala. Agrega además que tiene conocimientos musicales como estudios de partituras, y el uso de los instrumentos específicos en cada género.

Vicente ama el arte, pero dice que lo mejor es poder compartir sus aprendizsajes, por ello hasta el año pasado fue profesor de música voluntario en el programa “Escuela Mi País” impulsado en ese entonces por el Consulado Ecuatoriano en Connecticcut en la ciudad de New Haven

El multifacético Vicente y su grupo “Nibunira” iniciaron presentándose en bares, fiestas, y eventos pequeños. Entre sus participaciones más recordadas están las que han tenido en los desfiles ecuatorianos organizados cada 10 de agosto por los migrantes en algunas ciudades de Estados Unidos.

Han estado por tres años consecutivos en la carroza del Comité Cívico de Nueva York.

Junto a su chimenea posee una colección de cámaras antiguas y herramientas de periodistas que eran básicos en los años treinta. Máquinas de taquigrafía, cámaras réflex de dos y tres visores, reproductores de cintas, grabadoras de voz de casete del siglo anterior, y dos libros de estampillas que guardan en sus hojas amarillentas piezas de correo norteamericano desde el siglo XIX.

Actualmente está aprendiendo a tocar el violín, y se alegra que la primera canción que logró entonar en este instrumento haya sido el capishca ecuatoriano llamado “chucha karajo” además de otros temas propios de la música tradicional de Ecuador.

Posee un charango que lo considera muy especial. Mientras abre un estuche negro de cuero que tiene junto al saxofón recuerda que, en el 2008 un  grupo de amigos bolivianos le regalaron el charango que usó el grupo “Llajtaymanta” en uno de sus conciertos y fue el  que usaron para la grabación de la canción “Cárcel de amor”. Para Vicente esto fue simbólico y lo atesora junto a cada uno de sus instrumentos que dice él tienen diferente historia.

Al regresar del sótano y en dirección a la sala de su casa, hay otra gran colección pero completamente ajena a la música pero que de la misma forma llenan de colorido su hogar, una fila de orquídeas multicolores están en un andén junto a la chimenea, son tantas que es casi imposible contarlas, al igual que obviarlas.

Vicente Maldonado, un migrante que vive fuera de Ecuador, pero no Ecuador fuera de él y su familia, difunde la cultura del país del sur a través del arte.

Nibunira en sus inicios. Presentación en Housatonic Community College en Bridgeport Connecticut.





domingo, 6 de enero de 2019

ACOSO SEXUAL EN LOS ESPACIOS OLVIDADOS DE CUENCA



Tiene siete años. Camina de la mano de su madre por la Feria Libre, el mercado más concurrido en la ciudad. Es un miércoles de diciembre y son las once de la mañana. Hay que apresurarse porque hay que comprar frutas para los refrigerios escolares.

¨Valentina¨ a quien llamaremos así, es delgada y tiene el cabello negro largo y ondulado. Ella entrena fútbol en uno de los equipos femeninos de la Serie A de Ecuador. Culminó su jornada a las diez de la mañana y camina apresurada con su uniforme deportivo: polines, pantaloneta rosada, camiseta blanca.

En toda la prisa que tiene ¨Valentina¨abraza a su madre y le da besos en las costillas y brazos. En un estrecho callejón se aglomera la gente. Su madre le regresa los besos, acaricia el cabello de la niña, le hace cosquillas.

¨Valentina¨ mira hacia su madre y dice en un acto de cariño “mami. todo mi amor es tuyo, todo mi cariño es tuyo, y estos abrazos son tuyos”. Pero la escena se interrumpe de manera abrupta. Una voz ronca y envejecida interviene de repente con una sucia y pervertida alocución: ¨Y todo esto es tuyo, alcanza para las dos, pero en especial para vos¨, dice un hombre de unos 50 años tocándose los genitales sentado en una jaba de cervezas vacía.

El tipo lleva un chaleco verde de los ¨colaboradores de seguridad¨ del mercado. Sonríe maliciosamente diciendo esas palabras obscenas mientras se toca. La escena de horror dura unos 30 segundos.

La madre de "Valentina" suelta de la mano a su niña y le pide que se adelante unos dos metros junto a su abuela. Llena de coraje, con una mirada desafiante y llena de ira le dice “eres un cerdo asqueroso, cómo se te ocurre acosar a una niña de siete años. ¡Te voy a denunciar!”. El hombre sonríe todavía más desafiante, se pone de pie y camina en dirección al recinto ferial de comercio de ropa.

La madre de ¨Valentina¨ no quería que su hija presenciara los reclamos al agresor. Ella piensa que la violencia no es justificable ni la solución para ningun problema y menos creer que violencia aplaca violencia. Toma la mano de su niña y camina en dirección a su madre.
Le comenta lo que acaba de suceder y en seguida ella regresa en búsqueda del individuo. Pero ya no está. Caminan por toda la feria y encuentran a varios colaboradores de seguridad de las Asociaciones de Comerciantes, pero ninguno es el acosador sexual. El hombre se esfumó.

Se dirigen a la oficina del Centro Comercial El Arenal. Ingresan y preguntan por el dirigente del sector. No hay nadie que atienda la denuncia. Una señora que controla el uso de los baños del mercado y que está junto a la oficina refiere que el local está cerrado.

Este es un caso que se visibiliza, pero no es el único caso de acoso sexual en el sector público. Cuenca comprende como espacio público calles, buses, transportes y mercados.

Este caso no ingresó en las estadísticas del estudio de octubre de 2017 promovido por La Coordinación del Departamento Municipal de Planificación y Gestión por la Equidad Social y de Género, Sendas, ONU Mujeres, y la Embajada de España en Ecuador dentro de la campaña ¡Basta! Acoso es Violencia. Allí se evidencia que el 17% de mujeres han sido acosadas en el espacio público urbano y el 23% en el espacio público rural.
¨Se ha naturalizado el acoso en el espacio público y privado, por lo que la gente no lo considera una forma de violencia”, menciona Juanita Ortega, coordinadora del Departamento de Género del Municipio de Cuenca.

Esto se evidencia en la respuesta a la pregunta formulada a acosadores dentro del estudio promovido por el Municipio. ¿Por qué acosa? (...) Un 43% señaló que lo hacen “porque a las mujeres les gusta” y un 14% porque “todo mundo lo hace”.

Agrega que el Municipio ha sido parte de un programa global que se denomina “Ciudades seguras para mujeres y para niñas” en el que se ha hecho un levantamiento de datos y se señala que el 65 % de mujeres han sido acosadas en el espacio público. A la par del inicio de la campaña se creó una página de Facebook del Departamento de Género. Allí las mujeres manifiestan que el porcentaje expuesto en el estudio es inferior a las realidades.

Ellas denuncian que morbos y piropos agresivos no han sido hasta hace poco considerados como violencia, pero en Cuenca se han incluido en las campañas.

“Tiene mucho que ver con el hecho de que el espacio público siga siendo masculinizado, es por ello que se busca sobre todo la sanción social. El no reaccionar frente a una situación de hostigamiento permite empoderar al agresor y es por ello que se están desarrollando campañas”, agregó Ortega.

“Estamos en la primera etapa y se pretende influenciar en espacios urbanos y rurales. La idea es llegar a sectores estratégicos como mercados para evidenciar las situaciones y proponer el debate. Además desde la iniciativa de la concejala Paola Flores y Cabildo por las mujeres de Cuenca y el apoyo técnico del Departamento de Género del Municipio se ha propuesto una ordenanza para prevenir y condenar el acoso a las mujeres donde se busca que la Junta Cantonal de Protección de Derechos sancione con medidas administrativas a los acosadores”, refirió Ortega



Señala que el tema de seguridad y delincuencial es asunto de la Gobernación y del Municipio y el trabajo en los mercados es manejado mediante estrategias con la dirección que los aglomera. El papel que desempeña el Departamento de Género del Municipio, refiere, es el tema de la violencia sexual, física y psicológica contra las mujeres y niñas y esto se basa en alianzas estratégicas y en el trabajo con la ciudadanía.

La Asociación de Comerciantes del Norte, que expende sus productos los días miércoles en la explanada de la Feria Libre, maneja una lista de requisitos para contratar a sus colaboradores de seguridad, mientras que la FECOMIA (Federación de Comerciantes Minoristas del Arenal) tiene una lista más extensa para los aspirantes a inspectores de seguridad.


Iván Pulgarín, Presidente de la Asociación de Comerciantes del Norte, señala que el presupuesto para pagar a los colaboradores de seguridad proviene de autogestión y esa esa es la principal causal para no contratar personas especializadas en seguridad de compañías privadas.

Señala que para el feriado comprendido entre Navidad y año nuevo han cobrado 17 dólares por local y aspiraban recaudar 18 700 dólares, una cifra que no se alcanzó por la falta de pagos.

“Del total del monto recaudado se tiene que pagar a los colaboradores de seguridad, más gastos de energía eléctrica, y cubrir rubros del mercado. Pero ante el monto inferior de cobro buscan estrategias para cubrir los déficit”, señala Pulgarín.

En el recinto ferial hay menos exigencias para colaborar con la seguridad y argumentan que es porque el Municipio no proporciona presupuestos para contratar servicios especializados o implementar sistemas de seguridad más efectivos.

“Los colaboradores de seguridad deben estar de acuerdo con que tienen contrato temporal por el feriado y acordar que están conformes con el sueldo que percibirán, además que no pueden portar armas y adaptarse a los recorridos en el recinto y cuidado de puertas”.

Iván Pulgarín dirige una asociación de aproximadamente 200 socios. Señala que en los miércoles regulares de feria deben aportar con cincuenta centavos para pagar a los veinte “vigilantes de chaleco verde”, quienes están estratégicamente distribuidos en callejones y puertas para el cuidado, a diferencia del Centro Comercial que mantiene sus inspectores de seguridad los siete días de la semana.


Ruth Machicela, encargada de la coadministración de FECOMIA, indica que sus inspectores de seguridad están preparados no solo para desplazar a delincuentes, alcohólicos o ventas ambulantes, que es el principal objetivo de sus contratos tanto en el centro comercial como en el recinto ferial, sino que ellos tienen la obligación de reportar a través de la radio y de los grupos privados de Whatsapp acerca de personas en actitud de hostigamiento sexual.

Tres semanas después y una intensa búsqueda del acosador de “Valentina”. Pero no se dio con el paradero del sujeto. Iván Pulgarín reunió a todos los colaboradores que contrató para el feriado, 26 para ser exactos, y ninguno fue asociado con el rostro del morboso hombre canoso y con barba mal hecha capaz de violentar a una niña.

La abogada Juana Catalina Fernández, ex coordinadora de la Casa de la Juventud del Municipio de Cuenca y miembro en aquel entonces del equipo técnico de Desarrollo Social para conformar la Guardería Infantil del Mercado 10 de agosto, ha estado inmersa en temas sociales y de derechos desde los quince años, y sostiene que los temas de acoso han estado latentes pero la sociedad se ha hecho de la ¨vista gorda¨.

“El paraguas es la violencia de género. El acoso sexual no es un tema aislado mas bien es  inherente a todas las situaciones de violencia y es por ello que el COIP señala de uno a tres años de prisión por acoso sexual. Pero es muy general, mas no en situaciones específicas como el caso de los mercados en donde existe vulnerabilidad de derechos, sobre todo para las niñas que trabajan allí”, indica.

La Dirección de Mercados pertenece al Municipio y ella considera que debería trabajar en estos sectores específicos. Afirma que no se puede tomar temas de lugares olvidados de los espacios públicos como los mercados de forma tan generalizada.

TIPO DE ACOSO RECIBIDO EN EL ESPACIO PÚBLICO URBANO Y RURAL
LEVANTAMIENTO DE CIFRAS DEL DEPARTAMENTO DE GÉNERO DE MUNICIPIO.




¨Tenemos normativas que pretenden protección de derechos, entre ellos la Constitución, el COIP y el Código de la Niñez y la Adolescencia donde se garantizan el desarrollo sólido de este grupo, pero eso no basta (...) Es necesario romper la cultura de culpar a la víctima y más bien repudiar al agresor”..


Hace unos dos meses la abogada participó en el debate sobre la Ley de Violencia de Género en la Asamblea Nacional donderecalcó que hace falta coordinación institucional para centrarse en sectores obviados del sector público como son los mercados de la ciudad.


El 25 de noviembre, en sesión de Concejo, el Alcalde señaló que habrá 140 mil dólares para emprender campañas en contra del acoso sexual en espacios públicos. Ante esto Fernández indica que este presupuesto debería ser invertido en prevención, para coordinar con la Dirección de Mercados e implementar sistemas de seguridad efectivos como video vigilancia, capacitación a la gente del mercado y crear un frente interno que entienda y defina las situaciones de riesgo como el hostigamiento sexual.


Mientras se desarrollaba el estudio del proyecto de la guardería infantil a Fernández le llegó una denuncia que no llegó a hacerse colectiva. Una madre le comentó que en la subida de las gradas en dirección al local donde estaban los niños había un hombre de aproximadamente 70 años que se masturbaba a diario. No se le pudo denunciar porque no hay pruebas y las madres lo han naturalizado excepto la que presentó la queja verbal, aduciendo que eso pasa todos los días y que en su construcción social era muy normal que eso suceda, y luego el hombre se retiraba de las gradas.


Así como el caso de “Valentina”, el de los niños de la guardería del Mercado Diez de Agosto, la niña que fue abusada sexualemnte en el Mercado Doce de Abril en el mes de agosto del 2018 evidencia que las víctimas están en los rangos infantiles, mientras que los victimarios no tienen una edad definida.


A esto Lizbeth Zhingri, miembro del colectivo Sororidad de Cuenca y Directora de la Asociación Femininjas, agrega que es sobre todo una situación de relaciones de poder inequitativas de la sociedad donde secoloca en una situación de privilegio al acosador. Indica que las clases populares son las más vulnerables.

“En principio los colaboradores de seguridad, al igual que la mayoría de hombres, están culturizados en una situación de masculinidad violenta donde creen tener el derecho y poder sobre los cuerpos de las mujeres. Mientras hice prácticas en el Departamento de Género del Municipio de Cuenca observé que se hacían talleres con guardias ciudadanos y policías para que se controle la masculinidad hegemónica y no crean que la violencia es un derecho”, señala.


Enfatiza sobre la necesidad de las ordenanzas puesto que al saber que no hay sanciones los acosadores lo hacen con normalidad. Eso defiende la sociedad patriarcal en la que todos están inmersos y se normaliza.


“En los mercados media mucho el tema de clase, están en juego las condiciones materiales y económicas de la víctima además de la violencia del resto de derechos (...) Y me aterra tener que pensar que muchas niñas y adolescentes tienen que tragarse que han sido acosadas o abusadas sexualmente para poder llevar el pan a su casa (...) Hay que sumar que en los cuerpos de las niñas es en donde se concentra el mayor índice de violencia de la sociedad”, repara.

Juanita Ortega del Departamento de Género del Municipio, en sesión del 25 de noviembre del 2018, señaló que se reconocen a 3890 niños en situaciones de riesgo de abuso sexual.

Zhingri agrega que el acoso es deliberado para ejercer poder y generar reacciones en la víctima tales como enojo o intentos de defensa y con eso él ostentar de sus actos patriarcales y creer que es más macho porque puede decidir sobre el cuerpo de una mujer.

Ella considera necesaria la reconstrucción de un tejido comunitario que permita escuchar a toda la sociedad y recalca que la estrategia de los colectivos femeninos para fomentar la defensa de derechos es no solo conseguir la sanción punitiva sino una socialización y debate más allá del Poder Legislativo. Asume como necesario un nivel de educación de la sociedad donde haya un sistema integral que garantice la no revictimización de la persona violentada sino la protección de sus derechos.

Con esto sumamos la posición de Juana Catalina Fernández, quien señala indispensable el sistema de vídeo vigilancia y una participación de la Guardia Ciudadana que se empodere y capacite a la gente de mercado, algo que se debe lograr mediante espacios de formación para que haya defensa de derechos desde los mercados.

No se justifica el acoso sexual bajo ninguna circunstancia y no se encontró al agresor a pesar de la colaboración de la Asociación Comerciantes del Norte. Explica su presidente que es muy necesaria la responsabilidad que demuestren sus colaboradores de seguridad hacia los socios y los clientes del recinto ferial.

Trae a la palestra pública la necesidad de la coordinación de las autoridades y entidades públicas para la implementación de sistemas efectivos de vigilancia, porque queda expuesto que quizá el agresor de “Valentina” no sea un miembro contratado para brindar seguridad, sino alguna persona que sabe lo que implica usar un chaleco verde y esté hostigando sexualmente a más mujeres y niñas en el sector con el afán de exponer las situaciones en un espacio público completamente olvidado, lleno de desorden y sin presupuesto para seguridad interna.

Juana Catalina Fernández enfatiza que “hace falta por parte de las autoridades locales que dejen de lado la indolencia frente a los casos de acoso y abuso sexual en los mercados y que no es posible que vayan a los mercados solamente en campaña”. “Es necesario invertir en prevención, (...) No es solo alarmarse por momentos y mandar el ‘me solidarizo’ (...) “De nada nos sirve un mega mercado con una infraestructura espectacular y permitir que los derechos sean vulnerados”.



Tema de interés: El caso de la niña abusada sexualmente en agosto de 2018 en el Mercado 12 de Abril de Cuenca.

 

Por: Jessica Pesantez Berrezueta.



miércoles, 2 de enero de 2019

LA SEGUNDA PASADA DE LA CUENCANIDAD, EL OTRO LADO DEL PASE DE EL NIÑO VIAJERO.



Colorido, multitudinario, lleno de novedades inició el ¨Pase del Niño Viajero¨ por toda la zona céntrica de Cuenca. La misa se efectuó a las ocho de la mañana en la Iglesia de la Inmaculada. En seguida la imagen esculpida en 1823 fue llevada a la plaza de San Sebastián donde arrancó la procesión, circulando por las vías del centro hasta llegar al Parque Calderón y continuar por la calle Bolívar hasta el Parque San Blas. Ya allí cada comunidad, barrio o familia tomaron un rumbo distinto, diversificándose en pasadas mas pequeñas a lo largo de la ciudad.


Mayorales, cholas y cholos cuencanos, gitanas, y un sin fin de gente revestida desfilan por la ciudad mostrando una gama de colores muy particular. Esta tradición se ha mantenido por 57 años después  que haya sido iniciada por Rosa Palomeque en 1961. Ha crecido paulatinamente por casi seis décadas.


Rosa Palomeque encargó la tradición su hija Rosa Pulla quien ha sido la principal impulsora de la tradición. Después del fallecimiento de la misma, se entregó la imagen del Niño Viajero a su hija Carmela Llivipuma, quien otorgó la figura religiosa al Monasterio del Carmen de la Asunción, que organiza la pasada anual con padrinos.


Este año los asignados para el apadrinamiento fueron los representantes de la Tercera División del Ejército Tarqui.  De bien combinado traje azul con rojo, firmes y muy concentrados custodiaban la imagen de ¨El Niño Viajero¨ al transcurso del gran desfile de trajes, comida, gente sedienta y apresurada, y de todo el gentío que mueve este acto de devoción cuencana.


Una tradición particular y la más grande pasada navideña del Ecuador. En las ultimas cuatro ediciones se han esperado la participación de entre 50 000 y  70 000 personas. Esta aglomeración de gente permite observar el otro lado de la tradición y la cuencanidad.


En la plaza de San Sebastián, espera la imagen de ¨El Niño¨, custodiado por dos miembros de la organización militar que apadrina la festividad. Bien vestido, lleno de flores y adornos ¨El Niño Viajero¨, está quieto observando a la multitud y recibiendo las plegarias de otros, que alcanzan a escurrirse y elevar sus alabanzas.


Se empieza bien, ya se ha recorrido un tramo considerable, la banda de música popular empieza a tocar, dos caballos se asustan, se ponen sobre dos patas alebrestados, arriba hay dos niñas ¨mayoralas¨, (personaje favorito y más colorido en El Pase de el Niño). La una es lanzada por la parte trasera. Un ciudadano intenta controlar a los animales, la misión se vuelve imposible. Las polleras de la niña quedan divididas, entre el caballo y ella.






Intervienen los guardias ciudadanos, uno toma a la niña antes que caiga al piso y evita que la situación sea peor. La niña acomoda sus polleras que se caen después de ser rescatada. Otros dos guardias y un hombre de camisa azul y sombrero estilo vaquero toman los caballos por sus sogas, mueven las rejas que están en las calles y se llevan a los asustados animales.



Se llenan las calles de gente, pero al mismo tiempo de basura, desorden. Pedazos de pan yacen junto a los tachos de basura ubicados por la EMAC, en cada cuadra de todo el recorrido.


Los comercios no están todos cerrados y aprovechan para entregar sus volantes publicitarios, ¡Mala idea! Todas terminan en el piso, que se mezclan con la orina y las heces de caballo, no solo provocando una mala imagen al centro histórico, sino además un olor nauseabundo.


La temperatura de la ciudad está variante entre los 17 y 24 grados Celsius. Los más cansados son los niños. No hay un sol fuerte y brillante en Cuenca. El cielo está mayormente nublado, el tramo agota a los más pequeños, quienes están somnolientos, con hambre y cansados.
Unos cuántos se han dormido sobre sus coches e incluso caballos. Los padres nada más vigilan que no se caigan.


La gente se empuja, por avanzar, se aglomera por recibir un vaso de Chicha de Jora. Pan y guineos son repartidos por los miembros del ejército y los priostes de la festividad.

Allí queda una gran cantidad de deshechos plásticos, fundas, restos de comida están amontonados en el piso, al parecer fue más cómodo dejarlos en esos lugares que levantar la tapa de los tachos de basura y depositar los desperdicios.

Los puntos favoritos para dejar la basura fueron las esquinas de los locales comerciales, y las ventanas. Vasos vacíos y llenos de bebida, formados como si fuesen solos a dirigirse a los tachos de basura esperan en los mármoles de las construcciones patrimoniales de la ciudad.



Uno que otro ciudadano levanta la tapa de los corpulentos botes de basura azules y negros, (separados para reciclables y compostables), que encadenados en las señales de tránsito esperan llenarse. Están casi vacíos.


Hay tanta cáscara de guineo en el piso que bien se podría lograr una considerable cantidad de humus para cultivo, pero no le importa a nadie, todo está en el rojizo suelo del centro histórico. Da la sensación que bastó ver una en una esquina para considerar que era el lugar perfecto para desechar.


Desde arriba de seguro la vista es mejor, pero también el avistamiento de la basura en la calle será mayor. La presencia de ellos es imposible obviar, de uniforme rojo, cuatro miembros del equipo, descansan sobre el carro del ¨Benemérito Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cuenca¨, están parqueados la Calle Juan Montalvo, observando detenidamente toda la procesión.



Al frente desde los balcones, sonrientes y saludando con sus manos están los niños del ¨Hogar Miguel de León de las Hijas de la Caridad¨, casi nadie se percata de su presencia, están más concentrados en lo llamativo del evento.


Los niños se emocionan viendo tantos otros juntos, en caballos, revestidos, lanzando dulces y paseando ostentosos como sus padres por tradición se proponen para cada año.

Aparece el otro lado de la cuencanidad, la comparación.

Una madre se percata de los niños y los señala con el dedo mientras dice a su hijo, ¨mira ellos son huérfanos, no tienen familia, no tienen navidad, y vos teniendo todo te portas mal¨.

A lo largo del recorrido, miembros de la Cruz Roja, Asistentes de Paramédico, estudiantes de la misma rama, la Policía Nacional, Guardia Ciudadana observan y colaboran con la intención de mantener el orden.

El recorrido continúa. Cerca del parque central se observa mayor cantidad de deshechos, el comercio está más fluido, gente vendiendo espumillas, ceviches de balde, gelatinas, churros, y un sin fin de productos.

Los periódicos de circulación diaria en Cuenca, esperan en una esquina con los titulares refiriéndose a la jornada, las vendedoras miran fijamente el pase, mientras un pedazo de madera custodia los ejemplares.


Llenos de ornamentos, con una arquitectura impecable están los balcones de las casas patrimoniales, llenos de gente que se ha acomodado allí para ver ¨la pasada¨, jóvenes ríen, adultos observan fijamente, mujeres con copa en mano, unos cuántos revestidos están observando la pasada desde el segundo piso.



Montados en sus escobas y apegados a la pared de la Iglesia de El Cenáculo, están dos uniformados azules, esperan el momento para barrer mientras conversan y sonríen entre ellos. La Empresa Municipal de Aseo de Cuenca (EMAC), se encarga cada año de limpiar y recolectar la basura después de concluidas las pasadas autorizadas en la ciudad, entre ellas El Pase del Niño Viajero.


La religiosidad cuencana ha permitido que ¨El Pase de el Niño Viajero¨ continúe, así como la tradición, pero parece que la sociedad cuencana no ha evolucionado o crecido en los más de 50 años que se celebra este evento.

Desorden y suciedad por todo lado después de un acto religioso son contradictorios. Ojalá con el transcurso de los años se entienda que los tachos de basura son para usarlos. Que levantar una tapa para desechar los desperdicios no les tomará más de cinco segundos, tal cual hicieron pocas personas.

Así como crece la tradición en población, lo óptimo sería crecer como sociedad y que la misma religiosidad lleve a la conciencia social y entender que en situaciones como éstas se puede contribuir con el planeta, que está siendo desmembrado a destajos. Una vez logrado ello sería más enriquecedor ver este evento navideño sin tanta basura en las calles, veredas y parques.


Esperemos que en los años que siguen esta tradición que se hace cada vez más popular, siga siendo igual de colorida, pero por los trajes y no por toda la basura que los cuencanos en una segunda pasada dejan a los empleados de la EMAC.






Texto, fotografía y  vídeo por  Jessica Pesantez Berrezueta

Galería del pase del Niño en Flickr: Album del Pase de El Niño Viajero 2018. Cuenca, Ecuador