jueves, 6 de diciembre de 2018

UNA MOVILIZACIÓN CASI SIN MOVILIDAD



Son las seis de la tarde del miércoles 5 de diciembre y es la hora de acudir a la convocatoria emitida por la Unión de Periodistas del Azuay en oposición a la derogatoria del artículo 42 de la Ley Orgánica de Comunicación. El motivo de la citación es particularmente sensible y controversial, pues esta es la parte de la normativa que exige la profesionalización de los trabajadores de los medios de Comunicación en el Ecuador.

Pero más allá del malestar y la indignación que causó en editores, periodistas y fotógrafos las desubicadas declaraciones del exarquero del Olmedo de Riobamba Jorge Corozo, hoy asambleísta y presidente de la Comisión de Derechos Colectivos de la Asamblea, la cantidad de personas que ha llegado a la plaza de San Blas resulta en realidad irrisoria.

La mayoría está conformada por estudiantes universitarios con carteles y chalecos azules en su espalda con la palabra “PERIODISTA” en letra grande y blanca.
Esperan la señal para iniciar la marcha en tanto no se advierte mayor interés ni mucho menos indignación en su lenguaje corporal. Mientras compran chifles en funda a las señoras que venden en canastas, se ríen, conversan y se hacen chistes. Los carteles yacen en el piso mientras aún conservan la esperanza de que llegue más gente y así por lo menos lograr hacer un poco de ruido. 


Un hombre se acerca con traje azul, zapatos cafés y peinado bien logrado. Trae en sus manos hojas que empieza a repartir a sus estudiantes y parece dirigir al grupo estudiantil. Apresurados, toman las hojas y empiezan a leerlas mientras son llamados a formarse en la calle para iniciar la marcha. 

Con 40 minutos de retraso empieza la caminata. El cartel que va adelante es de la Unión de Periodistas del Azuay y desde atrás secundan los estudiantiles.


Al grito de “Fuera Corozo, fuera” (…) “Se ve, se siente, el Periodismo está presente” y “Corozo Perezoso” transcurren 22 minutos, el tiempo que ha durado el recorrido por la calle Simón Bolívar hasta llegar al Parque Calderón. Allí “se toma lista” como si fuese una clase: “¿Universidad del Azuay?”, “presente”; “¿Universidad de Cuenca?”, “Presente”; “¿Universidad Católica de Cuenca?”, “Presente”; “¿Unión de Periodistas del Azuay?”, “presente”; “¿Egresados de Comunicación?”, “presente”. Son demasiados “presente” para la casi insignificante de personas que está allí. 



Pocos alumnos de la Universidad de Cuenca. Casi Nula participación de la Universidad del Azuay. Gran presencia y organización de la Universidad Católica de Cuenca. Contados docentes y miembros de la Unión de Periodistas. No hay mayor trascendencia. No es el “gran plantón” que había convocaba el evento en las redes sociales.


En la glorieta del parque intervienen en turnos representantes de las organizaciones que participan en esta manifestación tibia y débil. Discursos populistas se llevan la mayor ovación. 


Los pedidos de declarar a Corozo como persona nociva para el Periodismo fueron los más aplaudidos. Pero lo que no debe aplaudirse es la resolución que ha planteado el exarquero del Olmedo. Ha decidido no eliminar el Artículo 42 que fue propuesto inicialmente, pero sí la nulidad de las normas deontológicas de los medios de comunicación.



Esto había sido propuesto por el Ministerio del Interior y por la asambleísta de CREO Jeannine Cruz con el argumento de que “la intencionalidad de la propuesta está dirigida a contrarrestar la censura que implican las normas deontológicas”. Una resolución que algunos de los presentes se enteraron en ese momento. Y aún así las ideas quedaron en el aire, pues se seguía gritando que no se elimine el artículo 42 y que Corozo renuncie.


Tras 22 minutos de intervenciones y discursos, los periodistas y los que están en formación abandonan el Centro Histórico. Los carteles se van con ellos. Otros, rotos, terminan en los basureros municipales. Apenas unos cuantos se han enterado que en Cuenca los periodistas ya se movilizaron. 

Queda vacía la zona céntrica en medio de un silencio iluminado por las luces navideñas de alrededor que acompañó en perfecta sincronía al silencio de los que tomaron el micrófono y jamás dijeron que era una marcha post resolución. 


Quedan más policías formados junto al edificio de la Gobernación del Azuay que periodistas. Hay más curiosos tomando fotos y grabando desde locales comerciales que “protestantes” hablando de la importancia de las normas, de la honestidad intelectual y ética dentro de los medios. Pero parecen tener poca importancia y hasta fueron olvidadas, dado que nunca se mencionaron en medio de la protesta por la profesionalización, el ejercicio de la palabra y el ejercicio de la comunicación.